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Cuando pases por debajo del puente te quedan pocos metros para coronar y tendrás la meta más cerca. |
Es fácil olvidar detalles que nos ocurren en la decena de carreras que hacemos al año. Y por ello está bien tener un blog. Pero también es verdad que algunas carreras se quedan grabadas en nuestra memoria por alguna circunstancia que nos haya acaecido en la prueba.
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Primer tramo de la cuesta del cementerio |
Acompañando a esos viejos recuerdos estará esta carrera. Amaneció el domingo con frío, lluvia, aguanieve y sobre todo con muchos charcos. No hacía falta salir de casa para saber que me iba a mojar hasta los calzoncillos. Así que como hombre previsor me llevé muda de todo, gayumbos y zapatillas incluido.
Tras recoger el dorsal me dedico a calentar trotando, principalmente para quitar el frío más que para calentar los músculos. A las 10:30 dan la salida y haya que vamos 800 valientes a acabar embarrados como Peppa Pig.
Primeros metros por las calles de Leganés, como siempre vamos intentando esquivar los charcos, incluso somos condescendientes con nuestros compañeros y les avisamos para que no los pisen. Tontería en grado sumo, antes o después te vas a mojar los pies así que cuanto antes empecemos antes dejaremos de preocuparnos.
Tres kilómetros por las calles de Leganés que han servido para despertar los músculos y absorber todo el agua cual lavadora. Entramos en la parte de los caminos que llevan al parque del arroyo Butarque. El barro y el aguanieve son testigos de nuestras zancadas y resbalones. Chapoteo sobre charcos de barro y tramos de fila india porque es mejor ir detrás de uno que ves donde pisa que aventurarte a salir de su estela y pegar el resbalón del siglo.
A la altura del kilómetro 5 salimos del barro para correr sobre 600 metros por la acera. Aprovechamos para pisar cual dinosaurios y evacuar el barro de nuestras zapatillas, antes de afrontar la vuelta hacia la meta. Carretera interior del parque en ligera cuesta abajo que te permite ir a un ritmo cómodo y que te hace disfrutar de este espléndido día de lluvia.
Y tras esto llega la famosa subida al cementerio. Alrededor de 300-400 metros de subida que se complica en su zona final. Es el mayor escollo del recorrido y se nota en el ritmo de la gente. No soy el único que afloja, los ánimos de los voluntarios hacen de gel energizante para esos últimos metros de la cuesta. Al llegar arriba hace falta recobrar el aire, pisamos los últimos metros de barro y volvemos a el asfalto de Leganés.
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Día borroso hasta en la cámara de llegada. |
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