lunes, 9 de junio de 2014

LA PEDRIZA "APRENDIENDO TRUCOS DE TRAIL"


LA PEDRIZA
A veces para disfrutar más de las carreras tienes que aprender. El jueves de la semana pasada necesité juntarme con un Senshei, un gurú, un samurai o un maestro en esto del trail.

Después de trabajar nos acercamos hasta el parking de cantocochino Sergio y un servidor para trotar por el monte y charlar.
 Yo no tenía ni idea del recorrido que elegiría Sergio así que estaba a su merced, cosa peligrosa ante semejante cabra de la montaña. Finalmente fue bueno conmigo y eligió una ruta suave para lo que hay por estos lares.

Después de un breve saludo salimos desde Canto cochino por un sendero. Todas las montañas tienen un denominador común, los parking están abajo así que en cualquier carrera por el monte vas a empezar subiendo.

Cruzamos por encima del río Manzanares y desaparecimos camino arriba. Fueron aproximadamente 5 km subiendo, no eran pendiente muy pronunciadas pero si que es verdad que para un inexperto como un servidor eran demasiados kilómetros para correrlos sin caminar.
APRENDIENDO DEL MEJOR

Sergio me iba mostrando como subir, sus pasos cortos me enseñaban que pasito a pasito se llega lejos. Pero todavía me falta mucho para alcanzar esa fuerza. Me sigue funcionando mejor mi método de andar rápido en la subida. En las rectas le recuperaba lo perdido (aunque sabiendo que me estaba esperando).

Pasamos un par de collados donde mi Shensei me enseñaba además de las técnicas del trail la belleza del paraje natural en el que nos encontrábamos. Conocía el nombre de cada piedra y pico (la tortuga, el pájaro, el cocodrilo, etc) Una auténtica lección de montaña.

Cuando por fin alcanzamos la parte más alta de nuestra ruta Sergio me aviso que solo quedaba bajar. No paró de decirme que tuviera cuidado que había partes muy técnicas, pero yo confiaba no perderlo incluso adelantarlo en la bajada.

¡¡¡¡Que iluso fuí!!!!! Es que ni lo ví. Se tiró por medio del bosque, desapareció entre saltos de piedra en piedra y volando por encima de árboles caídos. Intenté seguirlo durante 150 metros, luego lo dí por imposible. Iba más pendiente de mi siguiente paso para no tropezar que de donde seguía el camino.

Mi maestro me había demostrado lo que es volar por el monte. Desde ese momento disfruté del ambiente en el que me encontraba y de la soledad que te dan estos parajes, siempre sin levantar la vista más allá de dos piedras.

Cada cierto tiempo Sergio me esperaba para no que no me perdiera, eso sí no me daba aire en cuanto lo alcanzaba se volvía a tirar a tumba abierta.
HERIDAS DE GUERRA
DEL MAESTRO

Bajamos la famosa cuesta mataburras (conmigo no pudo) y por fin llaneamos un poco momento que aproveché para reivindicarme. Tiré un poco para que el maestro supiera que seguía vivo y con piernas.

Tras 1h 20 minutos llegamos de nuevo al parking. Solo han sido alrededor de 11 km pero para un servidor han sido una experiencia excitante. No es mi primera carrera por el monte, pero sí es la primera vez que veo a un auténtico profesional volar.

No olvidaré jamás esa sombra saltando de piedra en piedra y desapareciendo entre los árboles mientras me gritaba que tuviera cuidado con las raíces.

Gracias amigo.


PLANO DE LA RUTA

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