martes, 6 de febrero de 2018

DOS LEGUAS FUENTE CHOPERA

Cuando pases por debajo del puente te quedan pocos metros para coronar y tendrás la meta más cerca.

Es fácil olvidar detalles que nos ocurren en la decena de carreras que hacemos al año. Y por ello está bien tener un blog. Pero también es verdad que algunas carreras se quedan grabadas en nuestra memoria por alguna circunstancia que nos haya acaecido en la prueba.



Primer tramo de la cuesta del cementerio
Las dos leguas fuente de la chopera de este fin de semana no va a ser fácil de olvidar. Quedará en mi recuerdo, concretamente en el área de mi cerebro donde guardo las carreras climatológicamente adversas. Estará junto a esa San Silvestre Vallecana de 2009 donde nos nevó antes de salir y pasé un frío tremendo. O aquel Trail del Serrucho nevando que me entraban copos en los ojos y daba cientos de resbalones en los caminos de Alalpardo. Incluso aquella mañana de Navidad de la primera edición de la San Silvestre de Pedrezuela en donde la niebla no nos dejaba ver más allá de unos pocos metros.

Acompañando a esos viejos recuerdos estará esta carrera. Amaneció el domingo con frío, lluvia, aguanieve y sobre todo con muchos charcos. No hacía falta salir de casa para saber que me iba a mojar hasta los calzoncillos. Así que como hombre previsor me llevé muda de todo, gayumbos y zapatillas incluido.

Tras recoger el dorsal me dedico a calentar trotando, principalmente para quitar el frío más que para calentar los músculos. A las 10:30 dan la salida y haya que vamos 800 valientes a acabar embarrados como Peppa Pig.

Primeros metros por las calles de Leganés, como siempre vamos intentando esquivar los charcos, incluso somos condescendientes con nuestros compañeros y les avisamos para que no los pisen. Tontería en grado sumo, antes o después te vas a mojar los pies así que cuanto antes empecemos antes dejaremos de preocuparnos.

 Tres kilómetros por las calles de Leganés que han servido para despertar los músculos y absorber  todo el agua cual lavadora. Entramos en la parte de los caminos que llevan al parque del arroyo Butarque. El barro y el aguanieve son testigos de nuestras zancadas y resbalones. Chapoteo sobre charcos de barro y tramos de fila india porque es mejor ir detrás de uno que ves donde pisa que aventurarte a salir de su estela y pegar el resbalón del siglo.

A la altura del kilómetro 5 salimos del barro para correr sobre 600 metros por la acera. Aprovechamos para pisar cual dinosaurios y evacuar el barro de nuestras zapatillas, antes de afrontar la vuelta hacia la meta. Carretera interior del parque en ligera cuesta abajo que te permite ir a un ritmo cómodo y que te hace disfrutar de este espléndido día de lluvia.

Y tras esto llega la famosa subida al cementerio. Alrededor de 300-400 metros de subida que se complica en su zona final. Es el mayor escollo del recorrido y se nota en el ritmo de la gente. No soy el único que afloja, los ánimos de los voluntarios hacen de gel energizante para esos últimos metros de la cuesta. Al llegar arriba hace falta recobrar el aire, pisamos los últimos metros de barro y volvemos a el asfalto de Leganés.

Día borroso hasta en la cámara de llegada.
Calles en bajada que llevan hacia el parque de la chopera. Es momento de dejarse llevar y bordear todos los jardines de la zona de meta. Ligera subida final que hace que te falte el aire y por fin bajo la lluvia incesante que nos a acompañado toda la carrera el arco de meta. 59:19 he tardado en recorrer los 11 kilómetros. Al final he disfrutado más de lo que pensaba e incluso el frío y el agua me han parecido menos de lo que esperaba. Eso sí el mejor agua del día ha sido el de la ducha caliente de mi casa que ha servido para sacarme el barro hasta de las uñas de los pies.






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