viernes, 3 de mayo de 2019

MEDIO MARATON DE MADRID & ROCK AND ROLL MEDIO MARATÓN MADRID





¿El medio maratón Madrid o el medio maratón rock and roll organizado simultáneamente con el maratón?

Este año ha sido el definitivo para tener clara mi opinión. En siete ocasiones he corrido la media maratón de Madrid y en dos ocasiones la media del Rock and Roll. Apenas se llevan un par de semanas de diferencia cada año.



Mi favorita, era, por ser la tradicional y la que más años se lleva celebrando en la capital la media de Madrid, además su precio es bastante más económico que la del Rock and Roll. Sin embargo desde el año 2010, que fue la primera vez que la corrí, no deja de cometer los mismos errores. Embotellamientos en meta para recoger medalla y bolsa de avituallamiento de más de 20 minutos y largas colas en los roperos.

En la Rock and Roll sólo he participado estos dos últimos años y apuntándome en el primer plazo para paliar el palo económico que supone. Su precio en el primer plazo de inscripción es igual que apuntarte el último día de la media de Madrid. Sin embargo su nivel de organización está a años luz de la media de Madrid. Las dos comparten la misma llegada y en la Rock and Roll no he esperado ni un segundo de fila para recoger mi medalla (de una calidad impresionante), bolsa de avituallamiento y mi mochila del ropero. Y evidentemente al celebrarse conjuntamente al maratón el nivel de animación en las calles es mayor en la media del Rock and Roll. Avituallamientos organizados en los dos lados. Fruta en el km 15. La experiencia de despedir a los valientes del maratón en el km 17, si lo vives no lo olvidas.

Mi opinión es que el medio maratón Rock and Roll de Madrid se ha convertido en la mejor media de la capital. Ha conseguido hacerme cambiar de opinión y de momento tengo claro que no voy a apuntarme en 2020 a la media maratón de Madrid. Tantos fallos consecutivos año tras año, pidiendo disculpas y prometiendo soluciones y volviendo a recaer han hecho que pierda la confianza y que mi experiencia como corredor no merezca la pena para el dinero que pago. Prefiero pagar un poco más y asegurar una buena experiencia como la que me ha proporcionado la media Rock and Roll.

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MEDIO MARATÓN DE MADRID

Este año tocaba correr la media con Pablo. Se rumorea que mi primo Jaime también fue pero simplemente pudimos verlo en la salida y en las cervezas post carrera. Voló más rápido que el metro de Madrid por las calles de la capital.

Pablo y yo nos situamos en nuestro cajón con la idea de hacer un segundo menos de 2 horas. Salimos a ritmos tranquilos. Me encanta disfrutar la subida por la calle Alcalá con la Cibeles a mi espalda y la Puerta de Alcalá enfrente. Mucha gente a nuestro alrededor y llegamos al primer kilómetro en 6:20. Toca ir buscando el ritmo adecuado y la calle Velázquez empieza a poner el ritmo adecuado, embajada americana y cruzamos el puente sobre la Castellana que no deja de crujir a cada zancada.


Pablo comienza a quejarse del ritmo,5:27, temeroso de no poder aguantar. Se va relajando cuando ve que aflojamos en la subida de Santa Engracia. Saludo de rigor a los bomberos que están como cada año dando ánimos desde el primero al último de los corredores. Vamos devorando kilómetros de Bravo Murillo cuando a la altura del km 8 decido que es momento de parar a vaciar la vejiga. Pablo continúa y me obliga a acelerar el ritmo cuando me reincorporo a la carrera. Éste tío sube al mismo ritmo que baja y a mí me mata. Km 9 a 4:52, ha tocado dar un susto a las piernas para pillarle. Por fin alcanzamos las torres Kio de Plaza de Castilla y damos la vuelta completa.

Desde este momento comienza la bajada hasta la meta, lo peor de esta media ya está superado. La calle Mateo Inurra nos deja disfrutar por primera vez de la velocidad. Pablo sigue protestando pero tiene ritmo y fuerzas para hablar, así que mejor no hacerle caso. En Pío XII pasamos los toboganes sin dificultad y nos llevamos el varapalo de no ver a Ana y la hermana de Pablo que ha debido decidir quedarse en casa.

Por fin llegamos al Retiro y Pablo comienza a quedarse. Freno un pelín y cuando me pongo a su lado me dice que ya sigue él solo que va a llegar a meta. Indudablemente me río en su cara y le digo que la bajada final la hacemos juntos. Y así transcurre el rodeo que damos junto al Retiro, volando y pellizcando segundos al reloj. Llegamos al km 20 y el reloj dice que este último kilómetro ha salido en 5:01. Toca el sprint final y le digo a Pablo que éste hay que correrlo en menos de cinco minutos. Acelero y siento que ya sí que se queda. Aún así vamos a hacer menos de lo esperado y terminamos en un tiempo de 1:56:25. El último kilómetro ha sido una gozada y a Pablo le sirve para darse cuenta que cuando quiere apretar todavía tiene fuerzas para correr.



A partir de ese momento llegó el caos y los tapones como todos los años a la línea de meta. Más de 20 minutos para recoger medalla (hubo corredores que se quedaron sin ella, aunque luego la organización las envío por correo) y bolsa de avituallamiento. Y tras esto sales del embudo y te encuentras, como era de esperar tras ver por la mañana como estaban organizados los roperos, colas de casi 1 hora para recoger tu bolsa con ropa limpia. Menos mal que por lo menos el día fue estupendo y no llovía.

Tras muchos años cometiendo los mismos errores de organización he decidido dejar hasta el último momento mi inscripción en esta carrera. A ver que información sacan el próximo año de organización de meta y ropero.

MEDIO MARATÓN MADRID ROCK AND ROLL

El ambiente a carrera importante en la capital se huele en el interior de los vagones de tren. Estamos llegando a Recoletos y se ven nervios, risas y emoción en la cara de la gente. Da igual si son acompañantes o corredores, los nervios los llevan por dentro porque la carrera de hoy no es una carrera normal. Es el día del MARATÓN DE MADRID. Cada uno viene con su preparación para la distancia que haya elegido, ya sea 10k, media maratón o el maratón.

A las 8:10 me encuentro con mi primo Jaime que viene a desafiar a la distancia grande. Aquí en Madrid es dónde quiere reventar su marca de maratón. Las carreras previas que ha ido haciendo preven que si no se le atragantan las cuestas lo va a conseguir. Mi tío Jose viene de apoyo logístico y me trae mi dorsal y la bolsa para dejar las cosas en el ropero. A ver si alguna vez a una carrera se le ocurre incluir en la inscripción posibilidad de envío de dorsal y camiseta a casa para no tener que ir hasta la feria.

El ambiente por la zona de la Castellana es tremendo, grupos de amigos, clubs, familias y sobre todo música de verdad, con ritmo, letra y ritmo para bailar y saltar.


Entramos en el cajón de salida y nos despedimos de mi tío que veremos pasado el km10. Los últimos minutos en el cajón son emocionantes. Parece que estoy yo más nervioso que mi primo y eso que mi único cometido es acompañarle hasta dónde pueda aunque por dentro yo sepa que si él no aprieta y yo me hago fuerte puedo aguantarle hasta el km 15.

Por fin dan el disparo de salida, último abrazo y a la lucha. Los primeros metros parecen un embotellamiento con tanta gente. Intento ir adelantando para coger el ritmo de 5:00 min/km pero tengo la sensación de no poder avanzar. Alcanzamos el primer kilómetro y mi primo lo canta en 5:03, teniendo en cuenta que los tres primeros kilómetros siempre son mis peores no está mal. El siguiente seguimos igual y ya tenemos más espacio para avanzar juntos. Observamos por última vez el perfil del actual Bernabéu que va a cambiar en este año. Y continuamos hacia plaza de Castilla. El último repecho antes de alcanzar las torres Kio se me atraganta pero aprieto los dientes para que no se me escape Jaime. Tras el primer sofoco me pongo a su lado y me dice con sorna que parece que me ha costado el último tramo, es para matarle, me ha costado toda la Castellana,jaja.

Vuelta completa por Plaza de Castilla, botella de agua y vamos a por Bravo Murillo en bajada dirección plaza de Cuatro Caminos. Jaime me dice que en este tramo tenemos que cuidar la velocidad para no ir muy rápidos. Pero se le debió de olvidar al pronunciar la última palabra porque comenzó a volar en ritmos de 4:49. Comienzo a pensar en lo que me queda y aunque puedo aguantar ese ritmo en bajada decido que no merece la pena pegarme ese calentón para 1,5 km más de compañía, así que me pongo a su lado y le digo que hasta allí he llegado, le deseo suerte y aflojo el ritmo. Justo en ese momento alcanzamos a las liebres de 1:50 de media maratón y pienso que juntarme a ellos me puede dar un tiempo inferior a 1:50. Así que a su lado me quedo. No habrán transcurrido ni 400 metros y sigo viendo a mi primo que no se aleja. Veo que la rotonda de Cuatro Caminos la va a tomar abierta y si yo la hago cerrada y acelerando el ritmo le vuelvo a coger. Abandono los globos y vuelvo a estar a su lado. Un poema su cara al verme,jaja.

Tengo claro que en 500 metros va a llegar la subida a la plaza de república Argentina y que esa si va a ser la despedida definitiva, así que me pongo delante y tiro para ver si consigo llegar arriba con él. Pero los ritmos son diferentes y a mitad de cuesta me pasa como un avión y ya es el momento de la despedida definitiva. Han sido 10 km a un ritmo que hacía tiempo que no llevaba ni entrenando. Me queda media carrera y ahora toca ver si soy capaz de aguantar hasta la meta. En mi cabeza solo dos pensamientos la calle O´Donnell y la calle Velázquez ambas en subida.

Consigo mantener los ritmos y disfrutar, a la altura del km 11 mi tío está sobre un puente y me da un grito. De la sorpresa me da adrenalina. Continuamos con la bajada hasta O´Donnell y comienza el repecho que con 13km pica en las piernas pero subo mejor que el año pasado. Sigo mirando al frente buscando la esquina del parque del Retiro, giramos y buscamos el km 15 y esa subida eterna por la calle Velázquez.

Es un calvario que no tiene fin, el avituallamiento con agua, bebida energética y sobre todo plátano está perfecto para aguantar. A punto de reventar llego arriba y grito de alivio. En el giro hacia la calle Serrano me alcanzan los globos de 1:50 y decido que ahora si es momento de ser conservador y aguantar con ellos.

La bajada por Serrano se agradece, despedimos como se merecen a los corredores del maratón en el km 17, pelos de punta cuando les animas, el giro por Colón se disfruta y el repecho con la puerta de Alcalá al fondo ya casi no se nota. Sólo queda Alfonso XII que sigo diciendo que hacia un lado es cuesta arriba y hacia el otro es simplemente llano, siempre pienso que ese tramo lo bajaré volando y debe ser que llego sin fuerzas para notarlo. Vuelvo a adelantar a la pareja de globos y llego a Atocha. Enfilo los 700 metros del Paseo de Recoletos con el cronómetro al fondo y viendo en mi reloj que el tiempo va a ser magnífico. Suenan sirenas y aparece a nuestro lado el primero del maratón. Alucinante lo de estos tipos, no pisan el suelo, son cinco cuerpos menos que yo.

Tras verlos desaparecer en la recta continúo con mi sprint para llegar por lo menos en 1:47 y tras una lucha agónica alcanzo la línea de meta en 1:47:54. Estoy contentísimo y agotado aunque menos de lo que pensaba.

Y desde aquí llega la diferencia entre las dos medias. En este caso es todo fluido, sin esperas. Con una medalla estupenda, buena bolsa del corredor y recogida de ropero ágil, ni un minuto en recibir la bolsa. Me cambio y me meto en el tren. El viaje de vuelta a casa lo paso viendo en la aplicación como Pablo golpea el ritmo de su esposa dejándola tirada como hizo ella el año pasado con nosotros. Observando como sufre Raúl en el tramo de la casa de campo. Pero que tío más grande que terminó su tercer maratón en 6 meses. Y sobre todo flipando con el ritmo loco de mi primo. Que desde el kilómetro 10 puso ritmos de 4:50 en todos los parciales de cinco kilómetros sin desfallecer y apoyado en los 14 kilómetros finales por mi otro primo Pablo. Al final se plantó en la meta del MARATÓN DE MADRID en 3h:25min. ¡ALUCINANTE!
El año que viene me volverá a ver la carrera mediana por estas calles.


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