lunes, 14 de noviembre de 2016

DERBY DE LAS AFICIONES

Quizás si hubiera apagado el maldito despertador que sonó a las 6:45 y me hubiese quedado durmiendo habría descansado.

Quizás si no hubiera salido la noche anterior al teatro ni me hubiese estado hidratando con mojitos y cerveza, me hubiese ido mejor.

Quizás si hubiese hecho más caso a David y Dani y me hubiese puesto más adelante en la salida me hubiese ido mejor.

Quizás si no me hubiera echado una siesta de tres paradas, a lo japonés, en el tren camino de la salida, hubiese llegado más despierto y me hubiera ido mejor.

Quizás si algún día me preocupara de hacer una serie de velocidad conseguiría ser algo más veloz y me iría mejor.

Quizás, Quizás, Quizás.....

Muchos quizás que hubiesen servido de excusa en el caso de no conseguir marca en la carrera que se presume como la más rápida de Madrid. Pero no han hecho falta, porque por primera vez en mi vida he conseguido bajar a 45 minutos.



Nunca había corrido el derbi de las aficiones. Es el perfil más favorable de Madrid con casi todo su recorrido en bajada y donde la mayor parte de la gente va a conseguir su mejor marca. Sale desde El Bernabeu y termina en el Calderón. Y seguramente haya sido la última oportunidad de realizar este recorrido porque la temporada que viene debe estar terminado el futuro campo del atlético de Madrid lo que obligará a cambiar el recorrido haciendo imposible que sea tan rápido. Así que decidí ir por lo menos una vez a probar la bajada de la castellana, recorrer el centro de Madrid a velocidad de F-1 y bajar desde puerta de toledo hasta el campo por mi antiguo barrio.

Y la mejor manera de correrlo era junto a David y Dani, expertos conocedores de esta carrera donde año tras año baten sus plusmarcas y conocen todos sus secretos. A las 8:15 y con más ganas de cama que de correr me encuentro con David, Dani, Javi y Jorge en la puerta 0 del Bernabeu. Dani y David tienen tan claro que vienen a reventar su crono que deciden hasta dejar el móvil en el ropero para no llevar ningún tipo de peso de más.

Sinceramente me tienen asustado. No traen la camiseta de la carrera para evitar rozaduras que les haga la velocidad, dejan el móvil, y David se ha comprado (y hay que tener valor para comprárselo porque un servidor o se las regalan o no las lleva) unas medias de colorines para distraer a la peña. Mi estilo con diferencia es el mejor del grupo con mis pantalones de 6€ del Lidl y mi camiseta del Real Madrid con el nombre de Raúl de hace 20 años (olé mi cuerpo que todavía me vale).

Javi viene con un talante mucho más tranquilo. Nos dice que hoy no va a ir con nosotros porque prefiere acompañar a Jorge que quiere bajar de 50 minutos y que él va a ser el encargado de hacerle de liebre. Como ha mejorado este chaval ya hace de liebre de los demás, es un terminator del running, toda una máquina de correr.

En fin que para mi sorpresa 30 minutos antes de la salida nos encontramos todos metidos en nuestro cajón para tener un sitio maravillosos para evitar el tapón de la salida y no perder tiempo. Yo ya les comunico que solo les voy a acompañar hasta el giro de cuzco (unos 600 metros) y me pongo a mi ritmo. Javi que siente su espíritu colchonero se ubica en su lugar y se concentra evitando cualquier tipo de distracción en su labor de liebre.

Es sonar el pistoletazo de salida y comenzar a volar. Es de las pocas veces en mi vida que estoy tan adelante y me exijo desde el primer momento. Mi compañía con estos dos máquinas va a ser efímera por ello decido poner un ritmo sabrosón de 4:15 en la subida por si David o Dani lo quieren coger para bajar su marca.
En cuanto giramos en Cuzco y enfilamos la bajada de la Castellana Dani me pasa como un avión. Y ya no supimos más de él hasta la meta con sus 42:50. (Cuando veo esos tiempos me asusto). Mi primera vez con Dani fue en la media de Pinto y era un tío modesto que se conformaba con correr lento, y aún así después de 14 km me dejo tirado e hizo un tiempazo. Y ahora el chaval me ha crecido y se ha convertido en el AVIADOR DE GETAFE, allí le podréis ver volando junto a la base aérea en sus entrenamientos.
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Tras esos 600 metros me tocaba correr solo. Sabía que con un ritmo entorno a 4:30 haría mejor marca. Así que decidí poner un ritmo entorno a 4:20 en la bajada para tener un colchón con la subida del Congreso. La bajada se me hizo más larga de lo esperado y llegué a Cibeles pensando más en relajarme desde el Congreso a meta que en seguir a esos ritmos. Pero a mitad de la subida vi las maravillosas medias de David. Me sorprendió verle allí y comprobé que aunque iba rápido no iba al ritmo que me dijo en la salida. Aceleré y me puse a su lado. Estuvimos hablando y le dije que me siguiera que le ponía el ritmo, pero no se encontraba bien, yo sé muy bien lo que es no poder aumentar el ritmo. Así que le fui esperando por la calle Mayor y Sol. Y justo cuando entramos en Bailen parece que se recupero.


Particularmente iba disfrutando como un oso en una colmena y decir eso después de este año ya es un milagro. Pasamos San Francisco el grande y tras terminar el repecho le dije a David que nos tirábamos a muerte. Solo le oía gritar que me reservara algo para la cuesta pero la verdad es que como él no se quedaba yo seguía apretando. Cuando por fin llegamos junto al Calderón descubrí que para llegar a meta había que dar un rodeo a la manzana y que se subía la cuesta que decía David. El cambio de ritmo trituró mis cuadriceps y se me escapó David.

Ya daba igual, aguantando terminaría cerca de mi mejor marca. Giramos veo la línea de meta y aprieto hasta el último metro, no sé cuanto tiempo llevo pero tengo la sensación que dejar mi marca de hace tres años por el suelo depende de ese sprint.

Así fue. Alcancé la meta en 45:32. David llegó en 45:17y con un enfado monumental porque su objetivo era bajar de 45. A mi sinceramente me parece un tiempazo pero ya le dije que lo perdió en la bajada de ritmo desde el Congreso a Bailen.

Dani con su MMP, yo con mi MMP y David con su enfado de 17" nos fuimos a cambiar esperando a Javi y Jorge. Cuando llegaron la alegría y las risas estuvieron aseguradas. Jorge casi consigue bajar de 50 minutos pero claro le fue muy complicado porque le fallo la liebre. Fue como ese globo que le compras a un niño y según se lo das lo suelta y vuela y se pierde. Así fue el trabajo de liebre de Javi. Desafortunadamente su buen tiempo de 50:26 quedó por detrás de los 50:13 de Jorge. En la próxima Javi ha prometido ser más exacto que un reloj Casio de calculadora y va a llegar en 49:59, pero eso ya será otra carrera.

Evidentemente la carrera es la más rápida que hay en Madrid y con un poco de forma se trituran los tiempos que se tienen. Así lo demuestran otros amigos como Elsa, Fer, Nacho que también hicieron sus mejores tiempos. Ahora toca demostrar que se pueden hacer en recorridos menos favorables, yo por mi parte tengo claro que es imposible mejorar ese tiempo en un circuito llano. Así que mis 45:32 me acompañarán muchos años.





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