lunes, 21 de noviembre de 2016

TROFEO JOSE CANO. CANILLEJAS 2016

Somos tan buenos que nos dan hasta trofeo.
Detrás de ti o de mí hay alguna carrera que te hace sentir diferente. Una carrera a la que acudes año tras año sin saber explicar muy bien a otras personas el motivo de ese amor. Es algo que está escondido dentro de cada uno.


Mi amor incondicional está en la carrera de Canillejas. Entiendo perfectamente a la gente que dice que es una carrera cara, están en lo cierto. También entiendo a la gente que dice que es un recorrido rápido pero no el mejor de Madrid, están en lo cierto. 

Pero para mi Canillejas es mucho más que eso. Es la carrera donde iba de pequeño al parque paraíso a animar y a jugar con las hojas mojadas del otoño. Quizás por eso cada vez que afrontó la bajada de Arcentales miró hacia el sitio donde me ponía siempre y recuerdo a mucha gente.

Y esos puestos de churros de la subida de la avenida de Guadalajara y la bajada por Hermanos García Noblejas que llevo sin probar desde que tenía 13 años. Cada vez que paso a su lado corriendo los miro y respiro profundo para sentir un olor que me lleva al pasado.

También es la primera carrera que corrí y que fue pura penitencia por enfrentarme a ella sin haber corrido antes. Quizás por eso el giro de Arcentales con la Peineta de fondo me traiga recuerdos del lugar donde hace años tuve que empezar a andar. O la decena de recuerdos, de ese mismo giro, de sufrimiento por ese falso llano que año tras año se me atraganta.
Año tras año sufriendo en esta cuesta. Al fondo el futuro estadio del Atleti, para mi La Peineta.

Canillejas también me ha dado la satisfacción y la lección de la velocidad. La de exprimirme hace muchos años para tener mi mejor marca de 46 minutos y una vez cruzada la meta jurar que jamás volvería a exigirme tanto en una carrera porque no había disfrutado. Aprendí la lección más importante si no disfruto el tiempo no importa y yo no quiero ser veloz.

Y esa recta interminable de Emilio Muñoz del km 7,5 al 9, cuesta abajo, en la que año tras año pierdo a mis acompañantes porque corren más que yo. He visto volar ante mis ojos a mis primos, a mi hermano, a mis amigos Pedro o Pablo. Y he sido incapaz de aguantar a ninguno pero aún así ha sido bonito verles marcharse.

¡Oyes! y debe ser que estoy tan enamorado de Canillejas que si no llueve y hace frío me sienta mal. El día de la carrera debe ser un día de perros, de los que te mojes. De esos que la gente dice de sofá, manta y chocolate. No de salir a correr como un loco por San Blas. Así me gusta a mi correr Canillejas.

Pero todo eso es muy difícil de explicar es mucho mejor sentirlo año tras año en el mes de Noviembre.

CANILLEJAS 2016
Por eso año tras año voy convenciendo a amigos para que vengan a San Blas a conocer un poquito más de mi y de esta carrera. Este año ha sido Pablo y hay que reconocer que la compañía ha sido espectacular. Actualmente no tengo mejor liebre que él y seguirle aún con dificultad es puro placer.

Por eso a pesar de llegar helados tras el paseo que hay desde la meta a la salida decidimos correr la carrera exprimiéndonos desde el principio.
Y no salió mal la cosa. La salida como siempre a toda velocidad durante la bajada del primer kilómetro. Aguantando el ritmo en la subida de la avenida de Guadalajara pese al miedo de Pablo de ir demasiado rápido. Intentaba avisarle de cada metro, cuando irían las bajadas o las subidas. Situándonos para los giros en el lugar correcto. Ventajas de conocer cada metro.

Los cinco primeros kilómetros pasan rápido. Giro en Arcentales y comienza otro año el falso llano que se me atraganta. Pablo se escapa pero como es buen chaval afloja para esperarme.
La subida y salida de Arcentales cada uno a su ritmo, y una vez que comenzamos a bajar por Hermanos García Noblejas Pablo decide aflojar para esperarme.

Y aquí está su error, le tengo a la típica distancia de 10 metros que me es imposible recortar, él continúa a ese ritmo pero no acabo de enlazar. El tío aguanto más de un kilómetro esperándome hasta que por fin dejo salir su fuerza y zancada y se escapó entre la multitud. Ese kilómetro le supuso no bajar de 48 minutos porque termino en 48:03. Aún así la carrera nos dejo una buena sensación la de haber corrido rápido y terminado los dos en 48 minutos pero sobre todo haber disfrutado.

Yo desde luego seguiré acudiendo al trofeo Jose Cano a seguir sintiendo lo que no siento en ninguna otra carrera, cientos de recuerdos y olores de una vida vivida de paso en Canillejas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario